domingo, 7 de junio de 2009
Kuznetsova destroza a Safina en la 'final rusa'
Barcelona. (Redacción y agencias).- La rusa Dinara Safina gritó, se culpó, reconoció que no tuvo agallas y cayó destrozada por la presión de ser la número uno del mundo y la obligación de ganar la final de Roland Garros para demostrar su condición, y eso, unido a la regularidad de su compatriota Svetlana Kuznetsova, pudo con ella.
Kuznetsova, mucho más tranquila, más elástica, sin tanta tensión, más regular, se impuso por 6-4 y 6-2 en 71 minutos en la segunda final femenina rusa en la historia de Roland Garros y logró el segundo Grand Slam de su carrera (Abierto de EE.UU. en 2004).
Sembró, además, las dudas en torno de Safina. No en vano, 'Svetà es la única jugadora que ha sido capaz de vencerla este año en la temporada de tierra batida, en la final de Stuttgart.
"¿Por qué, por qué soy tan gallina en este tipo de partidos?", le gritó Safina a su entrenador Zeljo Krajan, que observaba el encuentro desde la grada sin poder darle más consejos. Esa frase sirvió para demostrar como los nervios atenazaron a Safina en el último partido de sus dos semanas en París, donde sólo había cedido un set en siete encuentros y donde había mantenido una velocidad de crucero impresionante al perder únicamente cinco juegos en los cuatro primeros partidos.
Pero en la final no pudo mantener su presencia y Kuznetsova se mereció el título. Además rompió la racha de 16 victorias seguidas en tierra de Safina, y el lunes aparecerá quinta del mundo. Safina mantendrá su posición. Sólo ha cedido dos encuentros desde que se coronó número uno del mundo el 20 de abril de 2009, pero los dos contra su verdugo de hoy.
Svetlana recibió el trofeo de manos de la alemana Steffi Graf, seis veces campeona, que hace 20 años cayó en la final contra Arantxa Sánchez Vicario (primero de los tres títulos de la española).
"Es un momento especial porque es la primera vez que conozco a Steffi, y es un honor recibir el trofeo de sus manos, porque siempre la admiré", dijo Kuznetsova al público.
"He esperado mucho y he trabajado duro por esto. He estado en la final antes aquí y he perdido encuentros difíciles incluso teniendo bolas de partidos (contra la belga Justine Henin en octavos del 2005 cuando tuvo dos) y ésta vez ha sucedido cuando no lo esperaba. Este es mi torneo favorito", añadió.
"Tú has jugado muy duro", le dijo a Safina. "Lo siento por ti pero algún día lo conseguirás también", añadió Svetlana, que en español hizo un guiño a su preparador físico al agradecerle su trabajo. "Tío cojonudo", le llamó, para luego recordar con agradecimiento su paso por la Academia Sánchez-Casal en Barcelona.
Aguantando las lágrimas, con la voz temblorosa, Safina agradeció a todos su asistencia y acertó a decir: "enhorabuena 'Svetà por tu gran actuación y tu gran temporada".
Safina, finalista este año en el Abierto de Australia, campeona en Roma y Madrid, no dio la talla en un compromiso como este. Agarrotada por la presión y destrozada por los nervios, acabó el encuentro con su sexta doble falta, poniendo fin a un partido malo, lleno de fallos, y solo emocionante por saber si Dinara sería capaz de apuntillar su condición de número uno con el título en su bolsillo.
Al encuentro le faltó emoción, pero es algo que sucede en París desde hace ya ocho años. Desde que la estadounidense Jennifer Capriati derrotó a la belga Kim Cljisters en la final de 2001 en tres sets, todas las finales femeninas siguientes se han resuelto en dos mangas.
Las dos jugaron agazapadas en el fondo, y desde allí cometieron el mismo número de errores no forzados, 21. Safina hizo 11 golpes ganadores y Kuznetsova 12, pero fue la de San Petersburgo la que tuvo más oportunidades de romper, y acertó con cinco de siete, porque a Safina le temblaba el pulso a la hora de poner la bola en juego.
Así no era difícil esperar que el último punto fuera un fallo, que se tradujo en la sexta doble falta de la hermana de Marat cuando ya su cabeza estaba fuera del partido. Este es el segundo título de "Sveta" esta temporada y el undécimo de su carrera. Cinco años después de la victoria de Anastasia Myskina sobre Elena Dementieva, en la primera final rusa de Roland Garros, Kuznetsova se convirtió en la nueva campeona.
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